Historia y partes del violonchelo

Historia y partes del violonchelo

El violonchelo surgió en la primera mitad del siglo XVI, como el bajo de las violas de braccio, y hoy te contamos todo acerca de este elegante instrumento, pero si ya eres un apasionado de sus cuerdas y quieres encontrar los mejores violonchelos y con el mejor asesoramiento profesional, te invitamos a que visites nuestra tienda ‘Musical Principado’ (C. Principado, 9, Oviedo – Asturias) o nuestra tienda musical online (www.musicalprincipado.es) y compra el que mejor se ajuste a tus necesidades.

A pesar de que sus orígenes se remontan a la primera mitad del XVI, en 1710, Antonio Stradivarius logro una mayor proporción en sus dimensiones y desde entonces este instrumento fue utilizado por Bach en sus cantares de Leipzig, pero fue en el siglo VXII donde el compositor utilizaba el Violonchelo en la Suite para chelo número cinco.

Durante los años del barroco, el Violonchelo logro una mayor popularidad como instrumento musical en combinación con otros bajos en cuerda flotada y poco a poco fue posicionándose y sustituyendo al tenor de la viola de gamba, en instrumento solista y continúo. Con el pasar de los años, hacia el siglo XVIII, su presencia fue ganando un lugar en las orquestas, logrando estabilizarse y con un resultado que fue en aumento.

El Violonchelo se adaptó para convertirse en el instrumento de conciertos de cámara y en ese mismo tiempo se inició en el arte de escribir sonatas, tríos y cuartetos, además del nacimiento de reconocidos artistas como Luigi Boccherini, entre otros.

Anteriormente, este instrumento se tocaba estando de pie y sosteniendo el arco con ayuda de la palma de la mano en dirección hacia arriba. Con el pasar de los años, en el siglo XVIII, muchos artistas comenzaron a tomar el arco con las palmas de la mano, pero fijándolo hacia abajo y a partir de los inicios del siglo XIX se fue difundiendo el uso de la puntal que ayudaba a fijar el instrumento hacia el suelo, favoreciendo la resonancia y la seguridad.

Sin embargo, estas modificaciones fueron afectando al mismo instrumento, aumentando su volumen, una mayor inclinación del clavijero con respecto a la tabla de resonancia logrando una mayor tensión hacia las cuerdas y favoreciendo las pérdidas de armónicos.

Tras estas modificaciones, el Violonchelo logró un lugar como instrumento musical de cuerdas en una orquesta sinfónica. Y por ello, en la actualidad muchas orquestas pueden contar con cellos de 10 a 12 instrumentos y en ese mismo tiempo trata de consolidar su papel como relevante instrumento musical camerístico en ayuda del usual trio y cuarteto.

En tanto la producción concertista logro aumentar por el siglo XIX y el siglo XX, el Violonchelo se logra expandir una vez más.

El violonchelo tiene una fisonomía muy parecida a la de sus compañeros de familia instrumental (violín, viola y contrabajo). Sin embargo, algunas peculiaridades derivadas de la técnica de interpretación hacen que tenga algún elemento diferente.

El arco

El arco es la vara de madera o fibra y cerdas de crin de caballo con la que se frotan las cuerdas. Es mayor que el de la viola y el violín, y también cambia la técnica. Para usar el arco del violonchelo se coloca el pulgar de la mano derecha en la nuez (pequeña pieza de ébano y nácar en la cabeza del arco) y los demás dedos en la parte anterior, dirigiéndolo con el índice y el meñique hacia un lado y otro para modificar el ángulo de inclinación y de este modo incidir en las diferentes cuerdas y hacerlas vibrar.

Los violonchelistas, como otros intérpretes de instrumentos de la misma familia, utilizan resina para mejorar la adherencia de las cerdas del arco a las cuerdas.

El mango o diapasón

La sección superior, rematada en una voluta decorativa, se articula mediante un brazo largo llamado mástil sobre el que se disponen las cuerdas. En él, una tira negra de madera de ébano llamada diapasón y colocada sobre el cuerpo de madera maciza, permite colocar la mano izquierda para pulsar las cuerdas que han de ser frotadas con el arco en la diestra.

Aunque las cuerdas se prolongan sobre el cuerpo del violonchelo, la parte superior del mango es fundamental porque incluye el clavijero. Allí rematan las cuerdas enrolladas en las clavijas, mecanismos con la función de tensar o destensar las cuerdas para su correcta afinación.

El cuerpo

Como sucede con instrumentos análogos de cuerda frotada, el cuerpo del violonchelo tiene una tapa anterior y otra posterior unidas por una faja de madera que recorre todo el perímetro creando una oquedad en la caja. Existen tacos de refuerzo en los laterales y en las partes inferior y superior, para asegurar las uniones, además del alma, un pequeño listón interior que regula el sonido del instrumento. Además, la caja de resonancia cuenta con las efes, incisiones a ambos lados de las cuerdas por las que sale el sonido amplificado.

Las cuatro cuerdas del violonchelo pasan por el puente de madera que las eleva y llegan en la parte inferior al cordal, que sujeta las cuerdas e incorpora llaves de afinación más precisas que las clavijas de la parte superior.

La pica

Se trata de la estaca metálica que ayuda a sostener el violonchelo y permite apoyarlo, ya que si no existiese el propio cuerpo estaría en contacto con el suelo. Suele ser móvil, es decir, se puede introducir o extraer según se quiera guardar o se precise una mayor altura del instrumento; además, incluye un tope antideslizante para que se pueda anclar al suelo.

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