“Hacer música en directo y mitigar así, por un breve espacio de tiempo, los problemas diarios de la gente, es un sueño para cualquiera”

Hoy, conocemos al guitarrista de ‘Divertimento Folk’, una banda vallisoletana con cerca de veinte años de recorrido que ha llevado por todos los rincones de la península el estilo ‘Folk&Roll’.

Dulzaina, whistle irlandés, zanfona y gaita que, acompañadas de guitarras eléctricas, bajo y batería, nos transportan con lo mejor de la música actual a la de nuestros antepasados.

Nos encontramos con Andrés Sanz, guitarrista de la banda, a campo abierto en plena Tierra de Pinares (Valladolid), y justo antes de su ensayo semanal con el grupo cuando, el ritmo de sus vidas, les permite verse. Habría sido mejor charlar tras cualquier abarrotado concierto, mientras tomábamos una fría cerveza artesana de su cosecha propia, pero la pandemia manda y nosotros actuamos en consecuencia.

Andrés cuéntanos algo sobre ti, ¿por qué la música?

Difícil que alguien acierte al describirse a uno mismo, así que empiezo por el final de la pregunta para ir descartando lo que no soy. La música es una de las muchas inquietudes que me llamaron siempre la atención. Además, en mi casa siempre hubo música. Mi padre fue bajista durante sus años mozos y en casa siempre había vinilos, cassettes y después CDs. Siempre que había un programa en televisión sobre música allí acababa yo, escuchando a mi padre cuántos años hacía de aquella canción, cuántos salarios costaba aquella Stratocaster del guitarrista del fondo en el sesenta y tantos, o cuando vendió el Selmer (saxofón de renombre) su amigo “Fulero”.

Ese entusiasmo no sé muy bien si se contagia o se transmite en el ADN, el caso es que yo lo sentía cada vez que en casa se abría el tocadiscos para poner un vinilo (casi siempre de los 60) o se bajaba la guitarra española que había sobre un armario al que yo no llegaba. Llegado el momento me dio por aprender cómo se tocaba aquello, y pronto empecé a intentar imitar a los guitarristas de aquellos discos. Y en ello sigo, a mis 43, más de los que tenía mi padre en aquella época, pero con la misma inquietud de aquel niño. Y esa inquietud por aprender supongo que es una de las cosas que me define, cerrando así la pregunta respondida al revés.

“Hacer música en directo y mitigar así, por un breve espacio de tiempo, los problemas diarios de la gente, es un sueño para cualquiera”

¿Cómo empezaste en la música?

De chaval había varios grupos en Portillo (mi pueblo). Hablabas de guitarras con unos, con otros, te acercabas a ver ensayos, y a veces hasta te dejaban tocar algún tema. Finalmente, un grupo épico de aquella época: “Liquadora” me invitó a tocar con ellos en un concierto. Fue el día de Santa Cecilia, que no tendría más que hacer aquella noche y bendijo aquel concierto. Disfruté tanto que me enganché a esa sensación de tocar en directo desde ese mismo día, y empecé a enraizarme aún más en este maravilloso mundo de la música.

¿Cómo surgió la formación de la banda?

‘Divertimento Folk’ nace en la mente de un grupo de dulzaineros de Arrabal de Portillo (también mi pueblo): “Los Suspiros del Masegar”. Tocaban repertorio de dulzaina en procesiones y pasacalles, pero el amor por la música de esas personas iba mucho más allá. Crearon de la nada uno de los eventos musicales más importante del panorama musical en Castilla y León (y créeme, me quedo corto): “Los Conciertos de la Estufa”. En los primeros coletazos de aquel proyecto, varios de los componentes de “Suspiros” quisieron hacer un concierto acompañados de batería, bajo y teclado, para dar un aire diferente al repertorio que solían tocar. Aquella idea, que nació como fugaz, les gustó tanto que decidieron seguir adelante con ella, dando forma definitivamente a la formación con guitarra y percusión y arrancando así un proyecto que va a cumplir ya veinte años (¡madre!).

¿Cuál es tu canción favorita para escuchar y tocar?

En cada época varía mi canción favorita (y hasta el estilo), pero si tuviera que elegir sólo una, quizá sería “Sultans of Swing”, de Dire Straits, fue el primer peldaño de una larga escalera.

¿Te has interesado alguna vez por otro estilo musical?

Siempre. De pequeño en casa se escuchaba pop/rock de los 60’s, pero también música tradicional castellana, algo de clásica, etc. Yo picoteaba entre los discos y cintas que había por casa y acababa escuchando de todo aquello, y aunque pronto mis gustos tiraron por el rock, siempre había un recoveco para probar a escuchar otras cosas. Con el tiempo ese recoveco ha ido ocupando más espacio, y uno no para de aprender y sorprenderse de casi todos los estilos a los que se asoma.

¿Con qué artista te gustaría componer una canción?

Todos tenemos nuestros ídolos con los que nos gustaría compartir algo así, pero en un entorno mucho más cercano he coincidido con grandísimos músicos. Entre los primeros un artista con el que estaría muy bien trabajar es Sting. Siempre me ha resultado inspiradora la curiosidad que tiene por estilos de lo más variado, su conocimiento y gusto musical. Compartir la tarea de componer con músicos así y aprender de ellos en ese proceso estaría bien, sí. Hasta que llegue ese momento, tengo la suerte de compartir camino o cruzarme en él con músicos de los que aprendo cada día, y disfrutar de eso es tan grande como la idea de componer con un grande.

¿Hay alguien que te inspire, a nivel musical, en estos momentos?

Aunque por los tiempos que vivimos no es posible este año, la inspiración en estos momentos (febrero) vendría normalmente de La Estufa (Los Conciertos de La Estufa), por donde pasa una variedad y nivel de músicos que siempre te aportan ideas. Como este año no se han podido celebrar, siempre escucho tantos estilos musicales a lo largo de la semana, que la inspiración puede venir de cualquier sitio. Quizá si tuviera que destacar un grupo inspirador en este momento sería Queen.

¿Te identificas con algún artista?

Nunca me he considerado ‘fanboy’ de nadie en especial, así que tampoco he seguido a fondo la vida personal de ningún artista como para sentirme identificado.

¿Uno de tus sueños sobre un escenario?

Cuando escuchas música en directo, durante un breve espacio de tiempo, te puedes llegar a olvidar (o mitigar) ese problema que te ha acompañado en el día. Ser tú quien está en el escenario haciendo música durante ese ratito para esa persona que te está escuchando al otro lado, y servirle para luchar contra los problemas durante un breve espacio de tiempo, es un sueño para cualquiera. Cada vez que me subo a un escenario estoy cumpliendo un sueño, y lo vivo como tal. No creo mucho en la eficacia de los mensajes de las tazas de ‘Mr. Wonderful’, así que, apreciar como pequeños sueños cumplidos cualquier concierto, es más asequible y provechoso.

Poco más podemos añadir, salvo quedarnos con esta importante reflexión:

¿Y si empezamos a valorar los pequeños sueños cumplidos de nuestra vida?

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